I love Catholic memorabilia. I can’t control myself in Catholic bookstores and I usually don’t walk out of one without spending at least $100 on books and other cool merchandise. My water bottle is covered in saint stickers. Being a youth minister, I have a growing collection of retreat shirts and Vacation Bible School shirts. I also have too many coffee mugs with Bible quotes and other religious sayings. But one of my all-time favorite items is a shirt from Sock Religious/That One Sheep with a picture of a monstrance and the words, “First things first, I’m the realest …” In fact, I’m such a nerd for good Catholic gear that I actually asked for this shirt for Christmas last year. Why do I love this shirt so much?
An outsider would look at my shirt and probably just be confused, especially because the words come from an Iggy Azalea song. But I love this shirt because I love the Eucharist. I can picture Jesus, present in the Eucharist that’s in the monstrance, saying to us Himself, “I am the realest. I am really, truly, 100 percent present here in my Body, Blood, Soul and Divinity.”
The Eucharist is also why I love today’s Gospel and any of the other versions of the feeding of the 5,000. Just like I can picture Jesus sharing the truth of His Real and True Presence in the Eucharist with us, I can picture Jesus among the crowds taking the bread, blessing it, breaking it and sharing it with His disciples who, in turn, shared it with the crowd. And all who ate were satisfied.
That line is what I wish to reflect on for just a minute – all who ate were satisfied. The crowd of 5,000 was satisfied by a simple meal of bread and fish. Are we satisfied when we receive the Body of Christ at Mass, when we receive Jesus into our very being? Or do we tend to fill up on things of this world that can only leave us unsatisfied?
We were made to live in communion with God. When we receive Holy Communion at Mass, that is the closest we will ever get to what we were created for (until we get to heaven, at least). And the Eucharist gives us such grace to help us live the Christian life.
I encourage you all to reflect on your relationship with Jesus through the Eucharist. Are you satisfied by the One who fulfills all longing? If not, what can you do to change that?
We are in the midst of a Eucharistic revival that will last for three years. The Year of Diocesan Revival kicked off last month and will last for one year before the Year of Parish Revival. So now is the time to embrace this spirit of revival and seek encounters with our Eucharistic Lord.
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Me encantan los artículos religiosos católicos. No puedo controlarme en las librerías católicas y, por lo general, no salgo de ellas sin gastar por lo menos $100 en libros y otras mercancías geniales. Mi botella de agua está cubierta de calcomanías de santos. Siendo ministra de jóvenes, tengo una colección creciente de camisetas de retiros y de Escuelas Bíblicas de Verano. También tengo demasiadas tazas de café con citas de la Biblia y otros dichos religiosos. Pero uno de mis artículos más favoritos es una camisa de Sock Religious/That One Sheep con la imagen de una custodia y las palabras: “Lo primero es lo primero, soy el más real…” De hecho, soy tan nerd por los buenos artículos católicos que la verdad es que pedí esta camisa para la Navidad el año pasado. ¿Por qué me encanta tanto esta camiseta?
Si un extraño miraría mi camiseta, probablemente se confundiría, especialmente porque la letra proviene de una canción de Iggy Azalea. Pero me encanta esta camiseta porque me encanta la Eucaristía. Puedo imaginarme a Jesús, presente en la Eucaristía que está en la custodia, diciéndonos Él mismo: “Yo soy el más real. Estoy realmente, verdaderamente, cien por ciento presente aquí en mi Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad”.
La Eucaristía también es la razón por la que me encanta el Evangelio de hoy y cualquiera de las otras versiones de la alimentación de los 5,000. Así como puedo imaginarme a Jesús compartiendo la verdad de Su Presencia Real y Verdadera en la Eucaristía con nosotros, puedo imaginarme a Jesús entre la multitud tomando el pan, bendiciéndolo, partiéndolo y compartiéndolo con Sus discípulos quienes, a su vez, lo compartieron con la multitud y todos los que comieron quedaron satisfechos.
Quiero reflexionar sobre esa línea por un momento: todos los que comieron quedaron satisfechos. La multitud de las 5,000 personas quedó satisfecha con una comida sencilla de pan y pescado. ¿Estamos satisfechos cuando recibimos el Cuerpo de Cristo en la Misa, cuando recibimos a Jesús en nuestro propio ser? ¿O tendemos a llenarnos de cosas de este mundo que solo pueden dejarnos insatisfechos?
Fuimos hechos para vivir en comunión con Dios. Cuando recibimos la Sagrada Comunión en la Misa, eso es lo más cerca que estaremos de aquello para lo que fuimos creados (hasta que lleguemos al cielo). Y la Eucaristía nos da tanta gracia para ayudarnos a vivir la vida cristiana.
Les animo a todos a reflexionar sobre su relación con Jesús a través de la Eucaristía. ¿Estás satisfecho con Aquel que cumple todos los anhelos? Si no, ¿qué puedes hacer para cambiar eso?
Estamos en medio de un renacimiento eucarístico que durará tres años. El Año del Renacimiento Diocesano comenzó el mes pasado y durará un año antes del Año del Renacimiento Parroquial. Así que ahora es el momento para abrazar este espíritu de renacimiento y buscar encuentros con nuestro Señor Eucarístico.
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